La cita era el Sábado en punto de las 5.00 pm, ante un esplendoroso marco, el Estadio Azteca se mostraba a su máxima capacidad, no había rivalidades en ese momento, todos alentaban a un mismo equipo México.
A las 7 am se estaban alistando, la salida León, destino México, DF, a presenciar en el Estadio Azteca el juego Eliminatorio entre México vs Salvador, tras una espera de 20 minutos emprendimos la ida, la camioneta se encontraba en perfectas condiciones, la autopista en buenas condiciones al inicio, pero en Querétaro se mostraba deteriorada y a lo largo mostraba paisajes dignos de fotografía.
Eran las 2 de la tarde cuando arribaron a la Ciudad de México, con el tráfico de costumbre cruzaron la ciudad de lado a lado, pasando por lugares de importancia en la ciudad como Bellas Artes, El Excélsior, El Universal, entre otros. Después de una espera de más de hora y media gracias a tránsito de la Ciudad de México, lograron zafarse llegando a un acuerdo mediante la famosa mordida. Eran varios a los que les toco este casi impuesto por pasar por dicha ciudad. Pasadas las 3pm estaban ingresando al Coloso de Sta. Úrsula, caminando por la explanada y tomando fotos para tener memoria del evento el presenciaron. La pasada por los túneles fue rápida, y tomaron sus asientos.
El calor resultaba un tanto asfixiante y no veían hora para poder disfrutar de una refrescante cerveza, por cuestiones de seguridad la venta de cervezas se realizaría hasta las 4.30 pm, con el calor encima tuvieron que conformarse con una Coca-Cola, aparte del calor y con los ajetreo de la ciudad olvidaron comer algo y el estómago estaba cobrando factura, lo único viable dentro del estadio eran las sopas instantáneas de las cuales no eran muy aficionados y las hamburguesas, por lo cual optaron por la segunda.
Faltan 15 minutos para el encuentro y la selección rival salió al campo a realizar el calentamiento de rutina, entre abucheos ensordecedores calentó el equipo rival. Las cervezas estaban llegando y en cuanto supieron la noticia encargaron 4 y dejaron la encomienda al cervecero de que no los dejara de abastecer durante todo el cotejo a cambio de una buena propina.
Se escucha el himno de El Salvador y la afición con abucheos no dejo que se escuchara y no lo entonaron los jugadores de manera adecuada, al término de este anunciaron el Himno Nacional, en el cual los 110,000 espectadores lo entonaron de forma uniforme y con un sentimiento especial, que cuentan hace que se erice la piel.
El árbitro dio el silbatazo inicial, la escuadra de El Salvador se encargó de dar los primeros toques, El tri tenía la posesión casi de manera total del balón durante la primera parte, al ambiente en la tribuna era fenomenal, corría el minuto 25 cuando se ajitaron las redes de la escuadra Cuscatlán, el grito de gol resultaba ensordecedor, el tri se colocaba al frente en el marcador, acabado el primer tiempo la afición se divertía y el ambiente era de lo mejor.
Empezó el segundo tiempo, y las jugadas del equipo mexicano eran frecuentes ante un inoperante rival y la segunda anotación del equipo de casa llego y la euforia se apodero del inmueble, la barra del equipo visitante se notaba cabizbaja y con muy pocas ganas de alentar a su equipo.
Un disparo de Martínez jugador de El Salvador que milita en el equipo León de la liga de ascenso, hizo que el polvo de los extintores se diera a notar en la cabaña de Guillermo Ochoa, que sirvió para que el equipo mexicano se diera cuenta de que las cosas no serían tan fáciles y que la escuadra rival salía con ganas de repetir la hazaña de Costa Rica en el estadio Azteca, el tan llamado Aztecaso.
Llegaron los cambios en la escuadra tricolor iba a entrar Palencia por Cuauhtémoc Blanco y la ovación que recibió a su salida nunca la va olvidar, más de 100 mil almas en el estadio coreando Cuauhtémoc, Cuauhtémoc y aplausos que duraron buen rato.
Pasado un poco tiempo de la anotación de la escuadra Cuscatlán, cuando la euforia se apodero del inmueble de Sta. Úrsula otro gol del tri de esto se encargaría Palencia que ya tenía rato que no era convocado a la selección y que probablemente será la última de su carrera.
La escuadra visitante al poco tiempo de la anotación no se le veía capacidad de respuesta y la tribuna coreaba “Nos vamos al mundial”, ya teniendo el triunfo en la bolsa. Pero dentro de todo lo bueno no podía faltar el arroz negro “el don” como habíamos apodado al abastecedor de cervezas dentro del estadio nos informa que se habían terminado las mismas, lo bueno es que ya solo faltaban unos cuantos minutos para que finalizara el partido. El dominio del equipo local era notorio y la última anotación no se hizo esperar a cargo de Carlos Vela originario de Cancún, Quintana Roo, tiene actividad en la Premier League con el Arsenal, era el que pondría el último clavo al ataúd de los salvadoreños, a través de un mal pase dado por un defensor salvadoreño a su portero esto lo aprovecho Vela que nunca dejo de seguir la jugada y termino con el equipo rival, el estadio era una cosa de locos, todos festejaban y el mal inicio que había tenido “El Vasco”, se había borrado y se tenía la Venganza que se había esperado.
Acabado el encuentro, tomamos la salida y el festejo era total el cualquier lugar del estadio se notaba la alegría que el futbol había dado a su país, en la explanada principal estaba el mariachi tan de nuestro México y empezó cantando “El Cielito Lindo”, seguido de “El Rey” y terminando con “Caminos de Guanajuato”, esto hizo que lo cantáramos con mucho Feeling el momento era inolvidable.
El hambre se había apoderado de nuestros estómagos, con solo una hamburguesa dentro del estadio, se nos ocurrió ir a comer a las afueras del estadio, uno de los bares de los alrededores estaba atiborrado de aficionados con cerveza en mano, a un costado de este bar estaban varios puestos de comida y no se hizo esperar y fueron a comer algo, algo llamado pambazo que a Ulises no le gusto para nada, “que no le agarro sabor”, pero el hambre era más y se lo comió, ya veníamos de regreso en la camioneta comentando los goles y las anécdotas de los defeños de su comportamiento y su acento tan peculiar, de algo que se acuerda de ellos es un canto hacia El Salvador, “Esos maras, esos maras, donde están, donde están, chinguen a su madre, chinguen a su madre, donde estén, donde estén”, y toda esa parte del estadio en donde estábamos la estaba cantando, no importaba a quien eran aficionados si a un equipo y otro, todo era a favor del tri, claro sin olvidar el ya tan clásico “Puto”, en los despejes de la escuadra rival, ese pataleo que se hace con manos al frente y moviéndolas y llegando al grito ensordecedor, es una sensación que al guardameta rival, ni la escuadra rival se le olvidara.
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